“Comer bien, dormir bien, ir donde se desea, permanecer donde interese, no quejarse nunca y, sobre todo, huir como de la peste de los principales monumentos de la ciudad” Jules Renard.

lunes, 24 de mayo de 2010

El caso de Santiago


En Santiago de Compostela, un observador normal habrá podido fijarse en la proliferación de hoteles, restaurantes, agencias de viaje que se han dado en los últimos años, pero no sólo eso, el aumento indiscriminado de tiendas de souvenirs que poco a poco van ocupando los bajos de, por ejemplo, la tradicional rúa do franco, la “conquista” progresiva del turista sobre los restaurantes y tascas tradicionales, el incremento de las líneas aéreas (sean o no de bajo coste) a Santiago, etc. Todo ello configura un panorama que permite crecer a Galicia en términos de empleo promoción y desarrollo turístico, el problema es que en los últimos años parece hacerlo a cualquier precio y por ejemplo, la “desculturización” del casco histórico de Santiago es ya una realidad. Estos y otros problemas serán los que trate de analizar a partir de ahora ya que los flujos turísticos, a pesar de la crisis, no parecen disminuir demasiado, algo que sí sucede sin embargo con el gasto turístico...lo que debe llevarnos a replantear la cuestión de ¿qué turismo queremos? Y sobretodo ¿a que precio?.

¿Es realmente importante para Santiago y Galicia contar con 6,8 o 10 millones de turistas al año si el gasto que realizan no permite reinvertir el dinero en mejoras estructurales para los propios habitantes?

¿Hasta que punto se está expulsando a la población de la propia ciudad a costa de permitir que los turistas ocupen, por ejemplo, el casco antiguo, los restaurantes, las iglesias?

¿Las nuevas actuaciones(Cidade da cultura, por ejemplo) permitirán diversificar los flujos turísticos, desestacionalizar la actividad o poner en valor nuevos productos?

Espero vuestras respuestas.

7 comentarios:

  1. Me parece difícil que el sistema de comercios tradiconal se siga manteniendo con el volumen de turismo que atrae la ciudad. De todas formas, sigo pensando que al turista, como al espectador de televisión, se le puede educar desde la tradición cultural, usos y costumbres de una sociedad, y no sólo desde un punto de vista comercial globalizado.
    Un gran artículo.

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  2. No sé hasta que punto la afluencia masiva de turistas hacia un destino provoca la salida de los propios habitantes; creo que hay oferta suficiente en cuanto a hosteleria para los dos modelos de clientes, bien turistas, bien habitantes.
    Está claro que las visitas en masa provocan mercantilización, porque dónde haya gente habrá oportunidades; habrá dinero, y creo que mientras sean los propios santiagueses los que se beneficien de ello no hay ningún problema. Es más, el problema sería si ocurriese lo contrario. Lo importante es que la ciudad disponga de instalaciones y servicios de calidad para satisfacer las necesidades que los visitantes necesitan y están dispuestos a pagar, que cuando se vayan tengan ganas de repetir y que vean que el dinero que se han dejado en su viaje ha sido un dinero bien gastado.
    En cuanto a "desculturización", es evidente que sucede. Seguramente hay gente que visita Santiago y hace el camino sin tener una mínima noción histórica del "por qué", o del "desde cuándo" se vienen haciendo ambas cosas. Pero no podemos ceñirlo todo a eso ni pensar que es peor; al igual que pasa por ejemplo con la Navidad, que ha dejado de ser una fiesta religiosa para ser además otras muchas cosas diferentes, el Camino de Santiago ha dejado de ser lo que fue hace siglos, un tema espiritual de miles de personas que caminaban cientos de kilómetros para ver al Apostol. Eso se ha perdido en parte y como comentaba antes mucha gente lo hace como cualquier otro viaje o pasatiempo; pero creo que eso es lo que favorece precisamente que haya tanta gente. La idea del Camino se ha abierto, lo hace muchísima más gente, gente dispuesta a dejar su dinero en Santiago. A costa de eso la ciudad se convierte en una especie de feria o mercado con miles de ofertas de todo tipo para satisfacer al turista en todas sus necesidades. Eso es lo que hace que hablemos de desculturización; el tema es que no creo que haya una sola persona dispuesta a renunciar a ello dejando de ganar dinero.
    Y el problema de la "reinversión" de los beneficios que aporte el turismo está en manos de los de siempre; pero eso ya es otro tema.
    Gran publicación, el tema da para bastante.

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  3. Vayamos por partes, es un tema interesante el que planteas, pero ¿es una problemática única de galica y santiago?, ¿partimos de cero en este tipo de problemas?, ¿es un problema o evolución de la ciudad? Creo que desde luego, si este es el futuro de una ciudad histórica, si este es el camino que hemos decidido elegir o aceptar lo estamos haciendo muy mal.
    Creo que se está perdiendo la idea de ciudad y aunque este concepto pueda parecer muy formalista, hay ciertos puntos que nos pueden dar las pautas de que hacer en un conjunto histórico, patrimonio de la humanidad. De que quiere ser Santiago de Compostela.
    Existen precedentes que nos pueden ayudar a superar una crisis de identidad como la que están sufriendo muchas ciudades en la actualidad, sin rebuscar ejemplos no conocidos por muchos, tenemos Venecia a un paso, Londres, Berlín, Ámsterdam, San Petersburgo… todas las ciudades sufren estas crisis, de modelos de crecimiento pero lo importante es como se sale de ellas y con que dirección
    ¿Qué ha pasado en Venecia, en Santiago, en…?, ¿ha perdido su locus?, ¿ha perdido su significado?
    Creo que es evidente que la despoblación y la desculturalizacion que comentas va unida, el turismo como fenómeno de masas, transforma la esencia de cualquier ciudad, no son los peregrinos que llegan por el camino de santiago a la plaza del obradoiro los que generan los problemas en la ciudad, pero puede que si lo sean las decenas de buses que llegan a la estación de San Xoan XXIII, enfocados hacia O Xubileo como atracción y no hacia el propio recorrido cultural hacia la ciudad de Compostela hacia el Camino de Santiago como tal.
    Creo firmemente que el centro histórico no pueden ser tiendas de souvenirs, ensucian la belleza de uno de los conjuntos históricos mas bellos del mundo, formalmente, físicamente, arquitectónicamente, paisajisticamente, es unico. Lo tendremos que cuidar como a un hijo, ¿no?
    Pero no solo puede ser criticar lo que hay, tendremos que dar soluciones, alternativas…se podría focalizar extramuros todos estos elementos que “ensucian” en casco histórico, se podría apoyar a jóvenes artistas que nos encontramos por santiago dibujando, ensayando, aprendiendo de la ciudad, se podría proponer rutas culturales, la ciudad como recorrido, la ciudad como camino.
    ¿Qué pasa con el resto de la ciudad? ¿Una pequeña porción de coral en medio del mar? ¿Es vinculable la ciudad histórica a la nueva? ¿Tiene la misma problemática, o aporta otras nuevas al propio centro histórico?
    Claro falta un proyecto, falta urbanismo, falta una idea, que apoye estos elementos, falta enseñar a habitar, como organismos y no como una estructura descontextualizada de su propio entorno.
    Todavía es valido el planteamiento de Cerda (ingeniero, urbanista fundamental en el desarrollo y planeamiento de la ciudad de Barcelona, Castro en Madrid, etc.) ¿Tenemos una previsión de crecimiento de la ciudad? ¿Es necesario? ¿La crisis actual nos está marcando un camino, o una oportunidad de cambio?
    Todo esto viene por la ciudad de la cultura que mencionas, ciudad de la cultura, ya el nombre me resulta gracioso…¿de que cultura, la gallega? ¿la santiaguesa? ¿La nueva cultura? ¿Se ha respetado el entorno? Son preguntas que se responden por si solas, pero parece que hace falta que nos las hagan para que nos demos cuenta de que está bien o que está mal.
    El problema de santiago tiene solución, claro que la tiene, pero no es solo problema del turismo, de la hostelería, del comercio, ¿o es que preferimos el modelo de Coruña, 20 centros comerciales, exagerando, pero al tiempo…? ¿Es este el nuevo modelo de comercio?

    Gracias por sacar este tema, da para mucho debate y muchas disciplinas a intervenir.

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  4. Creo que es evidente que cuando se configura con el paso de los siglos una ciudad tan antigua como Santiago, lo último en lo que se piensa en es en el fenómeno tan nievo y característico de nuestro tiempo como en turismo en masa. Esto es, desde luego, evidente, tanto como el hecho de que lo que se puede programar con más cautela y visión de futuro es la parte de más reciente construcción, y esto es justamente y desde mi punto de vista un gran fallo de esta ciudad.
    A pesar de la enjundia del anterior comentario, debo discrepar en que es obvio que el más puro instinto comercial indica que las tiendas de souvenirs y las dedicadas a los turistas, deben situarse en el casco históric y por supuesto, cerca de la zona monumental. Este hecho, si se sabe disimular y regular con criterio, no afectará tanto como se piensa.
    Creo que puedo estar equivocado, pero sin duda el turismo de Santiago en particular, y el de Galicia en general, nunca llegará a los límites exorbitantes y casi perjudiciales de, por ejemplo el Levante español. Además de poseer unas cualidades bien distintas, incluso en los momentos de mayor afluencia, tl y como ocurre en los años santos, etc.
    Si se me permite realizr una crítica a Santiago, como ciudad que aspira aser un centro turistico de primer nivel, sería sin dudad la de los pésimos accesos que tiene, la angosta configuración de todas sus calles incluso en las zonas más recientes, y la continua saturación de tráfico ante la más pequeña eventualidad.
    Un saludo desde Cáceres

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  5. Otra de las variables de nivel cultura a contemplar sería la pérdida de identidad del producto, esto es, la marca. Santiago representa un centro religioso y cultural de referencia pero el comercio local se banalizó completamente impersonalizando las tiendas y sus productos (botafumeiros made in China, gaitas con la bandera de España en el Fol, camisetas que se pueden encontrar en Santiago como en Logroño o Miravete de la Sierra...). Santiago tiene el deber y la oportunidad de crear marca y marcas y con la ayuda del impacto mediático que regala su valor religioso, aprovecharla para difundir y establecer servicios y productos. No todo en Santiago es gastronomía y religión como en las ferias internacionales se deja ver.

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  6. Me parece muy interesante esta entrada, porque considero indispensable esta reflexión dentro de los organismos de gestión del turismo, ya sea en Galicia como en toda España. Teniendo muy presentes la coyuntura económica en la que nos hayamos inmersos, parece indiscutible la necesidad de reconducir el modelo de turismo existente. Es vital vincular férreamente la oferta turística con la identidad cultural de una ciudad única. No puede diluirse una esencia milenaria en souvenirs y quincallas varias, recibiendo a millares de turistas que concluyen su visita en una plaza del obradoiro que debería ser el comienzo de una experiencia completa y diversificada. La ciudad tiene la necesidad de generar una oferta integral, que retenga al viajero y lo estimule para adentrarse en la gastronomía, el arte y la cultura gallegas.
    Puede ser que adaptarse a la llegada masiva de turistas obligue a la ciudad a amoldarse a las necesidades de estos, pero no debe ser en mi opinión a costa de lo mejor que puede ofrecer, una idiosincrasia inimitable.

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  7. Se nos plantea en esta entrada un tema que es muy interesante y que nos plantea una pregunta: ¿ Qué debe primar, el ciudadano o el turista? Es evidente que en muchas ciudades, y en este caso concreto Santiago,se está viendo que las prioridades parecen enfocarse más hacia procurar servicios y atenciones hacia el turista, contando con que los beneficios que se obtienen se reinvierten en la propia ciudad. No obstante, eso está provocando una, no sé si llamarlo "desculturización", pero sí desatención y abandono de los lugares tradicionales de la ciudad.
    Es evidente que se debe buscar el beneficio económico, y más en estos tiempos de crisis en los que estamos, pero eso no puede hacerse a costa de que la ciudad pierda sus señas de identidad.
    Tanbién debe plantearse que tipo de turismo queremos: si el turismo de masa, en el que llegan 10 o 12 millones de personas y que colapsa la ciudad, o quizá se debería optar, en mi opinión, por diversificar el sector y buscar otro tipo de turismo, con el que quizá la afluencia de turistas sería menor pero el gasto que hicieran fuese más importante.
    No creo que actuaciones como la Cidade da Cultura sean un modelo a seguir, y dudo bastante que sirvan para atraer nuevos turistas, pero sí es cierto que se deben buscar nuevas ideas y diversificar el turismo, de modo que no sea un sólo motivo ( en el caso de Santiago este año sería el religioso) el que atraiga a los turistas, sino ofrecerles una oferta variada y diversificada en todos sus ábitos.

    En todo caso, es un tema muy complejo, pero me parecen de gran valor y muy interesantes las reflexiones que se plantean en el artículo

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